Como usuarios o clientes, probablemente no conocemos de teoría de procesos, probablemente no conocemos mucho más allá de los conceptos. Pero con certeza somos siempre parte fundamental de un proceso, en el hogar, en la oficina, en la pequeña y empresa, en la industria, en el mercado; desde el punto de vista legal, biológico, social, informático, los procesos viven en cada arista donde nos desenvolvemos.
Visto desde múltiples perspectivas:
PROCESO implica diversas actividades que comprende un mecanismo en determinado tiempo para devenir en trasformación de algo.
Pero es el día a día lo que nos imbuye en el argot de los procesos casi sin darnos cuenta y comenzamos a vivir con términos e interrogantes asociados a ellos que necesitamos responder para tener la confianza de que nuestros procesos o aquellos en los que estamos inmersos son funcionales y más aun, efectivos.
Cuando pensamos en procesos, las interrogantes ¿quién?, ¿qué?, ¿cuándo?, ¿cuánto? aparecen y desaparecen sin pedir permiso, están implícitas en el argot de procesos... CONTROL.
Nos gusta pensar en tener todo controlado, no siempre nos gusta controlar y no nos gusta que nos controlen, es casi un común denominador. Pero para garantizar que los procesos en los que estamos inmersos funcionan correctamente y en pro del beneficio común, necesario es controlarlos.
Teorías, herramientas, marcos metodológicos existen para ayudarnos a implementar mejoras en nuestros procesos y para ayudarnos a entrar en razón de cuán necesario es el control.
Medimos para evaluar y analizar.
Analizamos para conocer debilidades y fortalezas.
Evaluamos debilidades y fortalezas para planificar acciones que estabilicen fortalezas y erradiquen las debilidades.
Actuamos para poner en marcha los planes.
Validamos los resultados de la ejecución de los planes.
Controlar... ¿es tan sencillo como apretar una tecla?
Teorías, herramientas, marcos metodológicos existen para ayudarnos a implementar mejoras en nuestros procesos y para ayudarnos a entrar en razón de cuán necesario es el control.
Medimos para evaluar y analizar.
Analizamos para conocer debilidades y fortalezas.
Evaluamos debilidades y fortalezas para planificar acciones que estabilicen fortalezas y erradiquen las debilidades.
Actuamos para poner en marcha los planes.
Validamos los resultados de la ejecución de los planes.
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